A partir del cuarto o sexto mes de vida del bebé se pueden empezar a introducir nuevos alimentos en su dieta, que servirán de complemento nutricional a la leche materna y/o de fórmula. Para realizar este destete, debe hacerse de forma progresiva, empezando por pequeñas cantidades y dejando pasar un intervalo de tiempo suficientemente amplio, como mínimo un par de días, antes de administrar otro nuevo alimento. Con esto pretendemos que el bebé pueda conocer y asimilar los nuevos sabores, e identificar rápida y fácilmente el origen de las posibles reacciones alérgicas.

Ante la introducción de nuevos alimentos, el pediatra será el que tenga la última palabra y quien debe indicar cuál es el momento oportuno para empezar a dar un nuevo alimento, ya que cada niño es distinto y tiene sus propias necesidades. A continuación, te presentamos una tabla donde se resume el calendario de introducción de nuevos alimentos complementarios:

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De 4 a 6 meses: De los cuatro a los seis meses de edad de nuestro bebé podemos ir introduciendo cereales sin gluten (arroz, maíz, tapioca) y frutas, empezando por las más suaves, como son: manzana, pera y plátano. Del mismo modo que la fruta, también podemos ir introduciendo verduras suaves, como purés realizados con patata, zanahoria y calabacín.

De 7 a 8 meses: Se puede empezar por la introducción de nuevos alimentos como legumbres (guisantes, garbanzos, lentejas y judías), además de la leche de continuación y productos lácteos, como quesitos envasados, yogur, queso suave, requesón, etcétera. Del mismo modo, podemos proceder con la introducción de carnes blancas, como son el pollo, el pavo o el conejo, y cereales con gluten (pan, galletas, pasta).

De 8 a 9 meses: A partir de los ocho o nueve meses de edad se puede probar a introducir los pescados (merluza, pescadilla y lenguado).

A partir de los 12 meses: A partir del primer año de vida se puede introducir las carnes rojas, procedentes de ternera, cordero o buey, y los huevos. A partir de los doce meses y en adelante, el niño tendrá que empezar a comer de todo, con precaución, y empezando por pequeñas tomas distanciadas para ver si le producen alguna reacción alérgica.

A partir de los 36 meses: A partir de los tres años de vida, el pequeño podrá empezar a beber leche de vaca.