Con la llegada de un nuevo miembro de la familia, pueden aparecer los celos y la rivalidad entre hermanos. Hemos recordar que los celos son un estado afectivo, caracterizado, principalmente, por el miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención, por parte de un ser querido, miedo a que la persona amada prefiera a otra. Este sentimiento no suele ir solo, normalmente va acompañado de envidia y resentimiento hacia quien se percibe como rival. Suele darse cuando la persona con celos, se considera menos querida o menos importante que antes.
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La rivalidad entre hermanos es algo natural e inevitable, que no tiene por qué darse del mayor hacia el menor, en algunos casos se da en sentido contrario, del menor hacia el mayor. Los celos se suelen manifestar mediante muchas conductas, en algunas ocasiones rechazo o rivalidad, en otras mala conducta en general, como romper las cosas del hermano, insultarle, amenazarle, ridiculizarle, chivarse de la conducta del otro e incluso, agredirle. En otras ocasiones, el niño que presenta los celos vuelve a adoptar conductas más infantiles, como imitar el lenguaje de su hermano pequeño, pedir papillas, dormir en la cuna, o simplemente, llorar sin motivo aparente.

Medidas que pueden ayudar para evitar los celos:

Para evitar en medida de lo posible los celos y la rivalidad entre hermanos, podemos establecer una serie de normas claras y concretas en el hogar, para que sean cumplidas por todos. Del mismo modo, hay que habituarles a compartir las responsabilidad diarias.

Para disminuir la rivalidad entre hermanos deberemos propiciar actividades en las que colaboren todos, hacer cosas en familia, como juegos, viajes, excursiones, tertulias, etcétera, todo ello con el objetivo de crear un clima familiar, en el que predomine el amor y la confianza. Compartir con nuestros hijos todos los acontecimientos, haciéndoles partícipes de proyectos comunes, ilusiones y valores de la propia familia.

Para evitar los celos es fundamental tratar con afecto a nuestros hijos, prestarles atención frecuentemente para que ellos puedan percibir que son igualmente queridos. Estimular la expresión sincera de sentimientos y emociones. Y enseñar modales concretos: pedir por favor, dar las gracias… Todo esto ayudará a evitar los celos y la rivalidad entre hermanos.

Si lo que quieres son medidas más concretas sobre cómo evitar, en medida de los posible, los celos entre hermanos, deberás:

– Evita la comparación y la competitividad entre los hermanos.
– No tengas en cuenta las conductas impropias de su edad.
– Evita la intromisión frecuente en sus conflictos, siempre que no haya
agresión.
– Nunca prestes atención ni «recompenses» al hermano «chivato».
– Evita que el mayor asuma siempre la responsabilidad del cuidado.
– Evita tratar a todos por el mismo rasero, explicando el por qué del trato diferencial. Cada uno merece un trato diferente.
– Fomenta la cooperación entre los hermanos: en las tareas de la casa, juegos, recados, y aquellas actividades que se lleven a cabo en el hogar.
– Respeta el espacio de juego e intimidad de cada hijo.
– Anima los intereses individuales de cada uno.
– Elogiar los comportamientos deseados sin comparar.
– Observar y reflexionar sobre las conductas celosas de nuestros hijos y
reaccionar sin darles excesiva importancia.
– Educar a los hijos en el control de sus emociones: aprender a soportar pequeñas frustraciones, alegrarse del éxito de los demás, enseñarle a aceptar sus incapacidades y dificultades con optimismo.

¿Cómo actuar en situaciones de conflicto provocadas por los celos?

Antes una situación de conflicto entre hermanos, hay que conocer primero, y si no existen, determinar unas reglas para llevar a cabo en cada situación. Tenemos que explicar a nuestros hijos qué está permitido y qué no está permitido, y cómo debería actuar cada uno ante determinadas situaciones.

Debemos ignorar disputas menores. Cuando surja un conflicto importante, podemos utilizar la técnica de la cuenta atrás. Por ejemplo: «Cuento hasta veinte para que lo solucionéis entre vosotros», comenzar la cuenta atrás, y al final del tiempo establecido, sino se ha resuelto el conflicto, habrá que proceder a la retirada de privilegios o utilizar otras medidas de castigo.

Es muy importante que, en conductas inaceptables actuemos de inmediato. Nos referimos a conductas en las que se producen agresiones, insultos desagradables, etcétera. En ese momento, habrá que retirar los privilegios de forma inmediata, para que entiendan la gravedad del asunto.

Pero no todo tiene que ser esperar a que los hijos se peleen o enfaden entre ellos. Lo ideal será premiar la buena conducta, para evitar tomar siempre medidas negativas, para que los niños puedan aprender que portándose bien consigue más «premios» que cuando se portan mal o existe rivalidad entre ellos. Pueden premiarse, tanto la colaboración entre hermanos, como el buen comportamiento.

No olvides, enseñar en los momentos de tranquilidad, cómo resolver conflictos. Explicarles a los niños que es más fácil conseguir lo que quieren si hacen uso de los buenos modales, como pedir por favor o llegar a un acuerdo mutuo. Por tu parte, también tendrás que investigar quién ha sido el culpable en cada situación, para no culpar siempre al mismo o al mayor, por ser precisamente eso, el mayor de sus hermanos.

¿Qué hacer ante la llegada de un nuevo hermano?

La llegada de un nuevo hermano es un cambio importante en el hogar. Para que los hermanos no tengan celos hay que hacer partícipe a los hijos de las tareas que conlleva la llegada de su hermano: preparar la cuna y habitación, adquirir la ropa… Y sobre todo, valorar a los hijos tras la realización de estas tareas.

No nos podemos olvidar de resaltar la importancia de tener hermanos y de la felicidad que esto comporta en el juego, en las labores diarias, en la alegría de la casa. Del mismo modo, hay que advertir a los familiares que en las visitas eviten expresiones negativas del tipo: «Ahora si que vas a tener que compartir», o parecidas. Así mismo incitarles a que sus expresiones hagan alusión a aspectos positivos referidos al nuevo hermano: «Te vas a divertir
mucho», «Con un hermano vas a poder jugar cuando se haga un poco más grande», etcétera.

Aunque pueda parecer una tontería, debemos evitar con el hijo mayor, la coincidencia de iniciar en el colegio
cuando nace otro hermano. Es preferible adelantar o retrasar esta entrada para que no asocie: Nace mi hermano = salgo de casa.

¿Qué hacer tras la llegada de un nuevo hermano?

– Evita frases que recriminen sus acciones: «No lo toques», «Aléjate que no me fío de ti», «Que se te va a caer». En su lugar, intenta que el hermano se implique en la medida de lo posible, que se sienta útil junto a su hermanito. Estimula con expresiones positivas todo acercamiento: «Qué bien lo cuidas», «Eres muy responsable», «Ven que lo vas a bañar muy bien». El hecho es involucrar a los hermanos en las tareas de cuidado, higiene, alimentación, etcétera.

– Busca espacios para atender de forma preferente a los hermanos en el momento del nacimiento del nuevo bebé y en el período posterior. Las personas adultas solemos dirigirnos rápida y casi exclusivamente al recién nacido, relegando la atención a los demás hermanos; sin embargo, son éstos los que pueden manifestar conductas celosas y no el recién nacido que no es consciente del momento.

– Valora a tus hijos delante de familiares y visitas, tratando de omitir todo comentario negativo sobre ellos.

Fuente: Folletos de ayuda a padres y madres. Jesús Jarque García.
www.jesusjarque.com