Durante el embarazo todo nuestro cuerpo sufre cambios y modificaciones, especialmente la piel de nuestro abdomen, pudiendo llegar a estirarse hasta diez veces más de su volumen normal, por lo que si no recibe el tratamiento adecuado, puede dar lugar a la temida aparición de estrías.
Aunque normalmente nos referimos a las estrías del vientre, las estrías pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, ya que aparecen en el momento en el que se rompen las fibras elásticas de la piel. Cuando la piel se estira, estas fibras con menos elasticidad se rompen, dejando marcas, primero de color rosáceo, luego rojizo, y finalmente, blancas. Has de tener en cuenta que, durante tu primer embarazo, las estrías más comunes son las del abdomen, pero también pueden aparecer en los muslos, nalgas, caderas, pecho y hasta en los brazos.
Para evitar la aparición de estas antiestéticas estrías puedes usar cualquier crema rica y untuosa, y aplicártela cada día del embarazo. En el mercado, existe una amplia gama de cremas más específicas, formuladas específicamente para atacar el problema de las estrías y evitar su formación, como son por ejemplo: Trofolastin, Mustela, ISDIN, etcétera. No olvides aplicarte las cremas corporales específicas, sobre todo, a partir del tercer mes de embarazo, un mínimo de dos veces al día y hasta unos días o semanas después que tu bebé nazca. Lo ideal es seguir con el tratamiento hasta que tu piel se haya recuperado del todo.
Si has empezado demasiado tarde, y ya han salido algunas estrías, no lo des todo por perdido, cuanto más recientes sean, más posibilidades tienes de reducir su tamaño. En cambio, si dejas pasar mucho tiempo, la única forma de quitarlas en un futuro será con un tratamiento de cirugía estética.
Aparte de la utilización de cremas específicas para hidratar la piel durante el embarazo y evitar la aparición de estrías, también puedes mantener la piel hidratada, bebiendo mucha agua, aumentar el consumo de alimentos ricos en vitaminas y nutrientes, especialmente aquellos que contienen vitaminas A (como lácteos, zanahorias, albaricoques, nísperos), E (aceites vegetales, cereales, verduras) y C (cítricos, patatas, lechuga, tomate) y aquellos ricos en magnesio, indispensable para la síntesis de colágeno. También es conveniente llevar un exhaustivo control de peso durante todo el embarazo, evitando aumentar más peso de la cuenta (nunca más de 15 kg). Recuerda que las estrías también pueden salir por un rápido aumento de peso y una repentina pérdida, por lo que debemos evitarlo.