Tras dejar o abandonar el pañal, llega el momento de enseñar a nuestros pequeños nuevos hábitos de higiene y limpieza, para que aprendan a ir al baño solos. Aunque rápidamente aprenderán si ponemos de nuestra parte, no hemos de olvidar de que se trata de una etapa muy importante, que exige una mayor vigilancia por nuestra parte, para evitar sustos innecesarios, accidentes o alguna dolencia por falta de higiene.
Para enseñar a nuestra niño las medidas necesarias a tomar para llevar a cabo una buena higiene, debemos enseñarles en qué posición evacuar y orinar para evitar que se manchen y cómo limpiarse.
Enseñar en qué posición deben orinar y evacuar:
Tras dejar el pañal, debemos enseñar a nuestro hijo que los niños orinan de pie y evacuan sentados en la taza del baño. Cierto es que, al principio, sobre los dos o tres años de edad, los niños suelen orinar y evacuar sentados, pero con el paso del tiempo, este hábito se tiene que ir cambiando. Una forma de hacerlo, es que el niño observe a cómo lo hace su padre, hermano u otro pariente del sexo masculino, de esta forma, el niño intentará copiarles y adoptará el hábito.
Aprender a ir al baño solos:
Por norma general, los niños tardan más en aprender a ir al baño solos que las niñas. Entre otras cosas, se debe a que son las madres las que suelen enseñar más los hábitos de higiene a sus hijos. Para las niñas es más fácil imitar el comportamiento de sus madres, que los niños. Puede que en los primeros intentos, el niño tarde un poco en apuntar hacia el inodoro, por lo que es necesario armarse de paciencia.
La hora del baño de los niños:
Al igual que durante la hora del baño de las niñas, en la hora del baño de los niños es aconsejable que como padres también vigilemos y orientemos a nuestro hijo en cuanto a los hábitos de higiene. Debemos poner especial atención en la limpieza de las axilas, rodillas, cuello, piernas y pies, para evitar la aparición de hongos o bacterias. No se debe intentar retirar la piel del prepucio de un niño para limpiarlo porque podría causarle alguna molestia o daño. Se debe lavar toda la zona cubierta por los calzoncillos y secarla cuidadosamente. Cuando el niño tenga tres o cuatro años, el prepucio estará más suelto y se podrá retirar sin tener que recurrir a la fuerza.