Para quitarnos la sed o quitar la sed de los más pequeños de la casa, sobre todo en días de excesivo calor, podemos recurrir a muchas clases de bebidas: agua, refrescos, zumos, etcétera, pero sin duda, la mejor opción es el agua.
El agua es un componente esencial de la vida, representando más de la mitad de nuestro peso corporal, por lo que beber agua a diario es vital para mantener un adecuado estado de hidratación. El agua es siempre necesaria, tanto en mayores como en pequeños, especialmente cuando aumentan las temperaturas o cuando hacemos ejercicio. Aunque es cierto que, algunos alimentos contienen una proporción de agua elevada, como en las frutas, verduras sopas, zumos o lácteos, y pueden complementar el uso del agua, has de tener en cuenta que nunca deberán ser un sustituto del consumo directo de agua.
¿Cuánta agua beber?
Para responder a la pregunta ¿Cuánta agua beber?, bastaría con decir «todo aquello que nos pida nuestro cuerpo». La media está entre cinco y ocho vasos de agua al día, es decir, entre 1,2 a 2 litros de agua u otros líquidos. Pero esta medida cambia dependiendo de otros factores. De este modo, las personas mayores, con sensación de sed disminuida, deben prestar atención a la cantidad diaria de agua, para evitar la deshidratación. Del mismo modo, hay que prestar atención a los requisitos de agua de los niños, ya que forman la parte de la población más propensa a la deshidratación, sobre todo en épocas de calor.
En verano, durante ejercicios intensos o trabajar en ambientes calurosos son algunos de los factores que afectan a la cantidad de agua que debemos ingerir. Por eso, en situaciones en las que aumenta la sudoración o pérdidas de líquidos, debemos beber más.
¿Cuándo beber?
No hay una regla establecida sobre cuándo beber, hay que hacerlo siempre que se tenga sed. Pero hay situaciones en las que la ingesta de agua es fundamental, como por ejemplo: durante y entre las comidas. Ya que el agua facilita el trabajo de la digestión y mantiene constante el agua corporal. En situaciones normales, la sensación de sed será la que nos avise sobre cuándo debemos beber.
Para llevar a cabo una dieta sana y equilibrada, es conveniente evitar el consumo excesivo de refrescos azucarados y zumos con azúcar añadido. Los estudios realizados alertan sobre la relación entre el consumo excesivo sobre estas bebidas y el aumento de la obesidad infantil, por lo que deberás evitar usarlos como sustituto del agua.
Recuerda tener siempre agua a tu alcance, y no esperes a tener sed para beberla.